La atención

24.10.2010 19:37

El acto de enfocar la atención es el inicio del proceso de manifestación. 

Cuando orientamos la atención, ponemos a disposición del destinatario nuestra energía creativa, la que será aprovechada de acuerdo a las características del objeto. Si es algo relacionado con la violencia, por ejemplo, consumirá vorazmente nuestra energía para manifestarse, como un incendio; si es, en cambio, un objeto pacífico, crecerá en armonía y a su tiempo.

La cantidad de energía que regalamos cuando hacemos esto es proporcional al estado emotivo. Emociones intensas entregan más energía que emociones leves. Las emociones intensas pueden ser originadas por el temor o por el amor, y en ambos casos entregan energía utilizable.

El estado de inconsciencia es cuando nuestra atención se encuentra completamente a merced de los estímulos externos, permitiendo así que la capacidad creativa se oriente de acuerdo a lo que perciben nuestros sentidos. 

Esto explica las grandes inversiones que se hacen en publicidad, ya que el objetivo es disponer y organizar la capacidad creativa de la mayor cantidad de gente, aprovechando nuestro estado de inconsciencia.

Puede llegar a ser muy movilizador el sencillo ejercicio de observar cuánto tiempo de un día normal nuestra atención se orienta hacia los objetivos que queremos lograr, en comparación al tiempo en que prestamos atención a las cosas que rechazamos, o simplemente a los estímulos que nos llegan del exterior o de los medios publicitarios. 

Eso puede darnos una pauta precisa de hacia dónde estamos invirtiendo nuestra valiosa energía creativa.