Realidad y creencias

La situación de vida en la que nos encontramos depende solamente de nuestras creencias. No hay nada exterior a uno mismo que influya en nuestra realidad.

Aún así, es posible entretenerse toda una vida luchando contra en el exterior por cambiar nuestra realidad mientras se mantienen con orgullo las creencias que la sostienen, sin llegar a relacionar nunca que una es consecuencia de las otras. 

En este estado, el esfuerzo y el sacrificio logran cambios temporarios y superficiales, pero a la alegría de un logro siempre le sigue una frustración cada vez mayor, cuando las cosas vuelven al punto de equilibrio que generan esas creencias a las que nos apegamos, porque tememos perder parte de nuestra identidad si las soltamos. 

Y cuando, hartos de la situación y de nosotros mismos, nos decidimos y nos animamos a modificar nuestras creencias, comprobamos con sorpresa que los cambios surgen espontáneamente y sin esfuerzo de nuestra parte, y la realidad se modifica dócil y graciosamente para estar acorde a la nueva idea de quiénes somos.